lunes, 26 de junio de 2017

SOPORTE VITAL BÁSICO

1. CONCEPTOS DEL SOPORTE VITAL

Emergencia sanitaria

Es una situación que supone un riesgo para la vida y que precisa atención médica
inmediata. La emergencia que requiere una atención más rápida y eficaz es la
parada cardiorrespiratoria (PCR). Sin embargo existen muchas
situaciones intermedias que suponen también un alto riesgo para el paciente y en las
que hay que aprender a actuar.

Soporte vital

Conjunto de maniobras para la valoración y tratamiento de la emergencia sanitaria.
Cuando nos referimos a las maniobras aplicables en un primer momento por
personal no necesariamente especializado, con conocimientos técnicos, sin
necesidad de equipo, en conjunto se denominan Soporte Vital Básico.
Cuando nos referimos a las maniobras aplicables en un primer momento por
personal sanitario especializado, con equipo adecuado para este tipo de asistencia,
en conjunto se denominan Soporte Vital Avanzado.

Parada Cardiorrespiratoria (PCR)

Es el cese súbito, inesperado y potencialmente reversible de la respiración y
circulación espontáneas. Se deben instaurar medidas rápidas para intentar la
recuperación del paciente. Esta situación daría lugar a la muerte (irreversible) si no
se actúa en pocos minutos.

RCP Básica

Conjunto de maniobras aplicables para el tratamiento provisional de la PCR No
requiere equipo. Debe iniciarse antes de 4 minutos. Su objetivo es la oxigenación de
emergencia y posibilitar la RCP Avanzada.

RCP Básica instrumental

Conjunto de maniobras aplicables por personal no necesariamente especializado,
pero con conocimientos técnicos, para el tratamiento provisional de la PCR Se apoya
en determinado material. Optimiza la RCP BÁSICA no instrumental.

RCP Avanzada

Conjunto de maniobras aplicables por personal especializado para el tratamiento
definitivo de la PCR Requiere la disponibilidad de determinado material. Debe
iniciarse antes de ocho minutos. Su objetivo es la oxigenación y perfusión rápida de
los órganos vitales.

1.2. SOPORTE VITAL BÁSICO

1.2.1. Introducción

Soporte vital básico en emergencias sanitarias. El objetivo del S.V.B. es
mantener una oxigenación de emergencia a los órganos vitales (cerebro, corazón,
pulmones…), de forma provisional, hasta que disponga de soporte vital avanzado.

Es fundamental la alerta a un Sistema de Emergencias para disponer cuanto antes
del soporte vital avanzado, aportando una información correcta de la ubicación del
suceso y de lo que esta ocurriendo, cuando sospechemos que nos encontramos
ante una emergencia sanitaria.

Se consideran como emergencia sanitaria las siguientes patologías:

- Parada cardiorrespiratoria
- Parada respiratoria.
- Inconsciencia
- Otras situaciones: traumatismos graves, deterioros neurológicos, etc.

El soporte vital básico consiste en valorar el estado del paciente (su gravedad) y
realizar las siguientes acciones asistenciales:

- Mantenimiento de la vía aérea permeable.
- Técnicas de soporte ventilatorio.
- Técnicas de soporte circulatorio.
- Maniobras de movilización e inmovilización.

En este apartado nos centraremos en describir la sistemática de la valoración
inicial y las primeras actitudes o técnicas a realizar en la emergencia sanitaria.

1.2.2. Valoración de la escena

Al llegar a la zona de actuación lo primero que debemos realizar es la valoración de
la escena, es decir, se tendrán en cuenta los siguientes pasos:

1º Previsión.

- Analizar y estudiar los riesgos, tanto para los equipos de socorro como para el/los propio/s paciente/s.

- Prestar atención al mecanismo lesional, información importante a tener en cuenta
para el diagnóstico de lesiones, tratamiento e incluso pronóstico final. Reseñarlo en
el informe de asistencia, así como si ha habido movilizaciones previas a nuestra
llegada.

- Es importante transmitir inmediatamente a la Central de Comunicaciones, los datos
de la asistencia en caso de que se necesite ayuda de otros Cuerpos (policía,
bomberos...) y/o el envío de otros recursos sanitarios necesarios para la correcta
asistencia.

- Debemos valorar los siguientes factores de riesgo (entre otros):


  • Entorno: presión social, medio hostil, etc.



  • Situaciones especiales: Derrumbes, accesos difíciles, Transporte de Mercarías Peligrosas (TMP), etc.


- Si se encuentra ante una sospecha de incidente NBQ, priorizar la información a la
Central de comunicaciones y tomar las medidas de autoprotección de manera
estricta

- Ante toda actuación tenemos que obtener una visión general de la situación, y ser
conscientes de que podemos “caer” dentro del llamado “efecto túnel”, es decir, sólo
vemos la situación sobre la que tenemos que actuar, descuidando el entorno y no
advirtiendo sus peligros.

2º Prevención.

- Adoptar las medidas para evitar o reducir las situaciones de riesgo potencial
- Aproximarse al lugar manteniendo en todo momento las medidas necesarias de seguridad:


  • No intervenir en aquellas situaciones en las que la integridad del equipo no esté garantizada.



  •  Utilizar material de protección que preste seguridad activa (ser consciente del peligro y esperar a los equipos de rescate, si la situación así lo requiere) y seguridad pasiva (cascos, gafas, chaleco reflectante, chaleco antifragmentos, guantes, traje NBQ, máscara antigás, equipo autónomo, ropas de protección en situaciones de fuego cedidas por bomberos, etc.).


  • Para el / los pacientes. Valorar la posible situación de inseguridad del paciente y de las personas que se encuentran en su entorno.

- Es primordial en primer lugar salvar la integridad de las personas del equipo
actuante (autoprotección) y en segundo lugar la protección del paciente.
Jamás intervendremos en una situación si existe el mínimo riesgo para nuestra
propia seguridad.

3º Intervención.

- Valoración del paciente. Cuyo objetivo es: detectar aquellas situaciones que
suponen un compromiso para la vida del paciente. Por ello, siguiendo los protocolos
de actuación se prestará especial atención a:


  •  La apertura de la vía aérea con control cervical,
  •  La valoración de presencia o ausencia de ventilación
  •  La valoración de presencia o ausencia de circulación
  •  El estado del nivel de conciencia.


- Solicitar ayuda inmediatamente de un soporte vital avanzado si hay compromiso
vital: paciente inconsciente, parada respiratoria o cardiorrespiratoria.
- Informar a la Central de Comunicaciones de cualquier información que
consideremos relevante.
- De forma ordenada y coordinada según los protocolos de actuación.
- Evitaremos, siempre que sea posible, que la dotación se separe y disperse, sobre
todo durante la fase de la valoración. Todo el equipo deberá tener conocimiento de la
situación a la que se enfrenta, y si es preciso dividirse a la hora de actuar.
- No debemos olvidar que la dotación forma un equipo, y que coordinarnos en las
actuaciones es fundamental.

1.2.3. Valoración del paciente

No todos los pacientes pueden ser tratados igual. Según su edad vamos a tener
ciertas variaciones debido a las especificidades anatomo – fisiológicas. Por eso
dividimos a los pacientes en:

TIPO DE PACIENTE DESDE                             HASTA

NEONATO        Nacimiento                      28 días de nacimiento

LACTANTE      28 días de nacimiento             1 año de edad

NIÑO                 1 año de edad                       Inicio de pubertad

ADULTO           Inicio de la pubertad                         -

Una vez se ha valorado la escena y determinamos que es seguro trabajar en ella,
nuestro primer contacto con el paciente consiste en verificar SI EXISTE
RESPUESTA por parte de éste. Para ello, nos acercaremos frontalmente a él, le
hablaremos en voz alta y si no abre los ojos procederemos a tocarle vigorosamente
en la zona de los hombros, mientras seguimos hablándole para determinar si éste
nos responde o no. Si el paciente no responde informaremos de ello a la Central de
Comunicaciones y solicitaremos un Soporte Vital Avanzado.

1.2.3.1. Valoración inicial del paciente adulto

Inmediatamente después de verificar la existencia de respuesta se establecen los
siguientes pasos en la valoración del paciente: A-B- C-D- E.

A. Mantenimiento de la vía aérea permeable, con control cervical

Todo paciente inconsciente sufre una relajación muscular por la que, en decúbito
supino, la base de la lengua cae hacía atrás y obstruye la vía aérea, impidiendo que
el paciente respire normalmente. Este hecho, en apariencia tan simple, constituye la
mayoría de las muertes evitables en pacientes inconscientes, ya que lleva a la asfixia
si no se pone remedio.

Si el paciente no responde (inconsciente), se deberá garantizar la permeabilidad
de la vía aérea mediante la apertura de la vía aérea y la limpieza de la misma;
además se deberá posicionar al paciente en posición Decúbito Supino (boca arriba)
si no lo estuviera. Si existe la posibilidad de que se trate de un paciente traumático
debemos mantener desde este momento, y hasta el final de la actuación, la posición
neutra y alineada de la cabeza (control cervical) realizando una inmovilización
manual de la misma.

Para abrir la vía aérea disponemos de tres técnicas fundamentalmente:

- Maniobra Frente – Mentón.
- Maniobra Frente – Mentón sin hiperextensión del cuello.
- Maniobra de tracción mandibular

Realizaremos maniobras sin hiperextensión de cuello a todo paciente que haya
sufrido algún traumatismo en tórax y/o cráneo (TCE, en cara...) que refiera o haya
referido dolor cervical, o del que no tengamos la absoluta certeza de que no lo es. Es
decir, ante la duda, todo paciente es traumático.

Maniobra frente-mentón

Si no se trata de un paciente traumático. Coloque una mano en la frente y con otra
eleve la barbilla, tirando de la frente hacia atrás en el paciente adulto
(hiperextendiendo el cuello).

Maniobra frente-mentón sin hiperextensión de cuello

Se realizará de la misma manera que la maniobra frente – mentón evitando en todo
momento la hiperextensión del cuello. Con una mano sobre la frente del paciente se
fija la cabeza (se evita la movilización de cabeza y cuello) y con la otra mano se
adelanta la mandíbula inferior, traccionando hacia arriba.

Maniobra tracción mandibular

Si sospecha traumatismo, intente evitar la extensión del cuello. Realizaremos esta
maniobra. Colocaremos las manos una a cada lado de la cabeza de la víctima , con
los codos apoyados sobre la misma superficie en la que yace. Colocaremos los
dedos por debajo del ángulo de su mandíbula y la elevamos con ambas
manos, desplazando la mandíbula hacia arriba. Si los labios se cierran, utilizar el
dedo pulgar para retraer el labio inferior.

Una vez abierta la vía aérea, compruebe que no existe ningún objeto extraño en
la cavidad oral. En caso de existir cuerpo extraño será extraído haciendo un barrido
digital con el dedo índice de la mano si esta accesible. El barrido digital sólo se
realiza si se visualiza un objeto sólido obstruyendo la vía aérea, nunca a
ciegas. Para ello se introduce el dedo por uno de los laterales e iremos
profundizando, con el dedo en forma de gancho, y se sacará por el lateral contrario.
Se deben retirar las prótesis dentales si no tienen una buena fijación. Nunca se
sobrepasará la zona orofaríngea al realizar esta maniobra.

B. Ventilación (B de ‘Breathing’ en inglés)

Se debe valorar la presencia o ausencia de ventilación espontánea, sin olvidar que
para ello tendremos que mantener la vía aérea abierta, tal y como se explicó en el
apartado anterior.
Para comprobar si respira: con la vía aérea abierta y acercando su cabeza a la
de la víctima:

1. Mire, comprobando si existe movimiento de elevación y descenso del tórax,
teniendo en cuenta que esto no es, por sí solo, signo suficiente de que se estén
produciendo movimientos respiratorios efectivos.

2. Escuche, aproximando el oído a la boca y nariz del paciente, con el fin de oír la
entrada y salida de aire.

3. Sienta en su mejilla el calor de humedad del aire exhalado por el paciente.

Durante al menos 5 segundos y no más de 10 segundos

Si no está presente, iniciaremos maniobras de reanimación (Véase apartado de

RCP). Si está presente, valoraremos:

Frecuencia respiratoria (FR)
( tabla que indica las frecuencias respiratorias más habituales según las diferentes
edades) .

EDAD           FR (rpm)

Neonatos       40 – 50

Lactantes       30 – 40

Niños             20 – 30

Adultos          12 – 18

En un adulto:

- Rápida (taquipnea): FR >20 rpm en el adulto.
- Normal: FR entre 10 y 20 rpm.
- Lenta (bradipnea): FR < 10 rpm en el adulto.

La frecuencia respiratoria puede aumentar en situaciones como: estrés, ansiedad,
procesos febriles, estados de shock, dificultad respiratoria..... Ésta puede verse
disminuida en intoxicaciones (morfina y derivados como heroína) ya que alteran el
centro respiratorio.

Características

- Profundidad (superficial, normal, profunda). Debemos ver cómo el tórax se
expande.

- Regularidad (regular, irregular). Existen diversos patrones de irregularidad y suelen
ser consecuencia de lesiones neurológicas.

Movimientos respiratorios


  • Simetría en los movimientos de ambos hemitórax.



  • Tiraje. Si la respiración al paciente le supone un gran esfuerzo (aumento del

          trabajo respiratorio); se apreciará por la utilización de músculos no habituales
          en la respiración durante la inspiración (los del cuello, clavículas y
          abdominales). A este “mayor trabajo respiratorio” también se le denomina
          “tiraje”.


  • Ruidos durante la inspiración y la espiración. Su presencia indica obstrucción

          parcial de la vía, bien sea por caída de la lengua (ronquidos), por acumulación
          de secreciones, broncoconstricción de la vía aérea (pitidos).

Traumatismos que comprometan la integridad del tórax.

Cianosis. Se denomina así al color azulado que pueden adquirir dedos y uñas,
labios y mucosas oral y esclerótica del ojo. Es debido a la acumulación de CO2 en
los tejidos cuando la respiración no es eficaz,
estando generalmente unido a la falta de oxígeno bien por causa respiratoria o
circulatoria.

Actuación:

Si alguno de estos parámetros está alterado se debe pedir ayuda a un Soporte Vital
Avanzado (SVA). Colocar al paciente en la postura adecuada e iniciar las medidas
de soporte vital básico que procedan.

C. Circulación

Para comprobar el pulso en adultos: En el paciente que no responde
(inconsciente) busque el pulso carotídeo (central), durante al menos 5 segundos pero
no más de 10 segundos. Para ello coloque dos dedos sobre la nuez y deslícelos
hasta el borde lateral de la tráquea (entre la tráquea y el músculo
esternocleidomastoideo). En el resto de los pacientes deberemos localizar el pulso
radial. Para ello coloque las yemas de los dedos 2º y 3º sobre la arteria radial del
paciente (sito en la muñeca); si no consigue palpar el pulso tras 10 sg. proceda a la
toma de pulso central o carotídeo.
Si el paciente no tiene pulso iniciaremos maniobras de reanimación (Véase apartado
de RCP).

Una vez confirmada la presencia del pulso deberemos valorar frecuencia, intensidad
y ritmo.

Si hay circulación espontánea, valoraremos la frecuencia y características del
pulso Cuando pueda sentir el ritmo de una forma regular, utilice la aguja segundera
del reloj y empiece a contar durante 60 sg.:
- Si el pulso es regular, en las siguientes valoraciones, cuente los latidos durante 15
sg. y multiplique por 4.
- Si el pulso es irregular cuente durante 60 sg. siempre.

También valoraremos la presencia o no de hemorragias importantes.

Frecuencia cardiaca (FC)

- Rápida (taquicardia): FC >; 120 lpm en adulto.
- Normal: FC entre 60 y 100 lpm.
- Lenta (bradicardia): FC < 60 lpm en adulto.

Tabla de la frecuencia circulatoria por edades:

EDAD        FC (lpm)

Neonatos    120 - 160

Lactantes   100 - 120

Niños           80 - 100

Adultos         60 - 80

La frecuencia cardiaca puede estar aumentada en situaciones de estrés, ansiedad,
al realizar ejercicio físico (siempre considerándolo fisiológico). En situaciones
patológicas, por alteraciones: corazón, perdidas sanguíneas, procesos febriles... Y
también puede estar ralentizada de forma fisiológica en pacientes deportistas (en
reposo), y patológicamente en alteraciones cardíacas, TCE, etc...

Intensidad
Se debe valorar la presión del pulso que palpamos, determinando si este es lleno,
débil o filiforme.

Ritmo
Se debe valorar la regularidad o irregularidad del pulso detectado.

Estado de perfusión tisular del paciente.
Este término se refiere a la correcta llegada de la sangre a los tejidos, siendo en este
caso la piel el tejido valorado. Para ello mediremos:


  • El tiempo de relleno capilar debe ser menor de 2 segundos. Para valorarlo debemos presionar con nuestro dedo el lecho de la uña del paciente, ésta se torna de color blanquecino; al cesar la presión la uña recupera su color normal; el tiempo que tarde en recuperar el color rosado es lo que llamamos tiempo de relleno capilar). Aunque en condiciones de temperatura ambiente normal es un indicador fiable, en las condiciones en que trabajamos puede verse afectado (sobre todo por temperatura ambiental baja),igualmente puede verse alterado por hipotensión, shock, lesiones vasculares en miembros o ante la ingesta de determinados medicamentos.



  • También es necesario que se valore la temperatura y el color de la piel (sonrosada, pálida, azulada o cianótica) y la posible presencia de sudoración. Si nos encontramos piel fría, llega poca sangre a los tejidos más alejados del corazón por redistribución sanguínea (hay poca sangre y se necesita en órganos diana: corazón, cerebro y riñones en situaciones de shock hipovolémico), o simplemente por baja temperatura ambiental. Los parámetros establecidos en relación a la temperatura son de 37ºC, manteniéndose la temperatura corporal entre 0.6ºC por encima o por debajo de dicho valor.


Tensión Arteria Sistólica (TAS), aproximada con la toma de los pulsos:

- La presencia de pulso radial indica una TAS mayor de 80 mmHg.
- La presencia de pulso femoral indica una TAS mayor de 70 mmHg.
- La presencia de pulso carotídeo indica una TAS mayor de 60 mmHg.

Actuación:

Si alguno de estos parámetros está alterado o hay ausencia de pulsos dístales se
debe pedir ayuda, colocaremos al paciente en la postura adecuada e iniciaremos
medidas de Soporte Vital Básico. Si no se realizó con anterioridad, se proporcionará
oxígeno a alto flujo (mascarilla con reservorio a 10-12 l/min), salvo indicación
distinta en función de patología específica. Se eleva los miembros inferiores del
paciente ligeramente (15º - 30º), y realice vendaje compresivo de los puntos
sangrantes. Se deben evitar pérdidas de calor corporal cubriendo a la
víctima con una manta.
La paciente embarazada, sobre todo a partir del segundo trimestre de gestación,
siempre que deba colocarse en decúbito supino se deberá elevar su cadera derecha
ligeramente (por ejemplo con un cojín o paquete de férulas) de forma que el útero se
desplace a la izquierda y no comprima la vena cava. De otra forma el gran tamaño
del útero sobre la vena cava podría interrumpir la vuelta de la sangre al corazón
(retorno venoso).

D. Valoración del nivel de conciencia y estado neurológico

Es necesario valorar desde el primer momento si el paciente responde. Si tiene
respuesta en este paso se valorará el nivel de conciencia y el estado de las pupilas
para verificar la existencia de posible déficit neurológico.

1. Verificar el nivel de conciencia. Mediante la escala de A-V- D-N.

Esta escala A-V- D-N valora el nivel de conciencia de forma cualitativa. Existe otra
escala que nos valora el nivel de conciencia de una forma más concreta y lo realiza
de forma cualitativa. Ésta es la Escala de Coma de Glasgow, que posteriormente
veremos.

A - Alerta

Preguntar en voz alta: “¿Cómo está?”, “¿Qué le pasa?” O dándole unas palmaditas
suaves sobre el hombro. El paciente está alerta: obtenemos respuesta sin necesidad
de estímulos por nuestra parte.
Se debe valorar si las respuestas son coherentes, guardan relación a las
preguntas y si presta atención.
La no respuesta correcta y coherente a nuestras preguntas, la no atención cuando
se habla al paciente o la modulación de palabras o ruidos incoherentes, cuando
hacen reiterativamente las mismas preguntas... es una voz de alarma, es una
manifestación de que puede haber una alteración importante en el paciente. En
estos casos se debe solicitar SVA y valorar de una forma cualitativa el nivel de
conciencia del paciente a través de la Escala de Coma de Glasgow (ECG).

V - Respuesta a estímulos verbales

El paciente necesita ser estimulado verbalmente de forma constante para mantener
un adecuado nivel de conciencia. Si nosotros cesamos la estimulación verbal, el
paciente cae de nuevo en un estado de somnolencia. Solicitar ayuda del SVA.

D - Respuesta a estímulos dolorosos.

Sólo obtenemos respuesta del paciente cuando es estimulado mediante el tacto
doloroso. Si cesa el estímulo doloroso, el paciente recupera su estado de estupor.
La respuesta del paciente no tiene por qué ser verbal, pueden ser sonidos
ininteligibles, movimientos... Solicitar ayuda del SVA.

N - No existe respuesta.

Al estimular al paciente no obtenemos ninguna respuesta, ni a nuestra voz ni al dolor
(el paciente está inconsciente). Solicitar ayuda del SVA.

2. Comprobar la orientación en tiempo, espacio y persona.

Con preguntas sencillas como las referidas a su nombre, su dirección, el lugar donde
está, si sabe lo que ha pasado...

3. Valorar el tamaño de las pupilas y si reaccionan o no a la luz.

 Tamaño

- Midriasis: ambas pupilas dilatadas en exceso.
- Medias o normales.
- Miosis: ambas pupilas empequeñecidas.
- Puntiformes: ambas pupilas excesivamente pequeñas.
- Anisocoria: una pupila más grande que la otra.


  •  La midriasis o dilatación de las pupilas puede deberse a diferentes factores: la falta de oxígeno, intoxicación por estimulantes del sistema nervioso central (como la cocaína), uso de colirios que dilatan la pupila (para la exploración del fondo de ojo por un oftalmólogo), por escasa luz ambiental, por hemorragia o edema cerebral (ya sea por TCE, ACVA...; en este caso, si sólo afecta a un hemisferio cerebral, sólo encontraremos una pupila dilatada).


  • La miosis o pupilas excesivamente pequeñas se puede producir por intoxicación por depresores del sistema nervioso central (como heroína y derivados), excesiva luz ambiental...


  • La anisocoria es un signo de extrema gravedad, generalmente asociado al TCE por hemorragia o edema de un solo hemisferio cerebral. Se deberá avisar a un S.V.A. por la gravedad de la lesión, aunque el resto de la valoración fuera normal. Pero hay pacientes que tienen lo que llamamos anisocoria fisiológica, es decir habitualmente tienen anisocoria sin ninguna patología que lo justifique, por lo que es muy importante valorar esta anisocoria en el contexto del paciente (si el paciente no ha recibido ningún traumatismo craneal ni padece ningún síntoma sospechoso de patología cerebral, la anisocoria puede resultar normal) y sobre todo preguntar al paciente, si esta conciente, por este hecho.

Reacción a la luz
Al iluminar las pupilas con una fuente de luz (linterna) las pupilas deben contraerse.

- Normal (reactivas).
- Lenta.
- No reaccionan (arreactivas).

Al igual que la anisocoria, la arreactividad pupilar supone un signo de gravedad muy
importante ligado a un daño severo del cerebro (generalmente el paciente, debido al
daño cerebral, se encuentra inconsciente), por lo que deberemos solicitar un S.V.A.
Es frecuente que las personas que han ingerido cantidades importantes de alcohol
tengan una reactividad pupilar retardada, lo que determinamos como unas “pupilas
perezosas”.
Sin embargo, deberemos tener en cuenta que los pacientes que hayan sido
operados de cataratas o tengan ojos de cristal van a presentar una arreactividad del
ojo afectado. Este tipo de situaciones, aunque pueda parecer mentira, con frecuencia
pueden pasar desapercibidas si no le preguntamos al paciente por sus
antecedentes.

Nota: Cuando se estimula una pupila con luz, además de contraerse esa pupila
también debe contraerse la otra (es un reflejo consensuado). Supone un déficit el
hecho de que solo se contraiga la pupila iluminada.

4. Comprobar la movilidad y sensibilidad de las extremidades.

Actuación: Si se presentan alteraciones de la conciencia o déficit neurológico se
debe pedir ayuda. Algunas de estas situaciones pueden ser:

- Cuando la valoración AVDN no corresponde al primer paso (A).
- Cuando el paciente no tiene relación de lo que ha pasado, desconoce su nombre, pérdida de memoria, hace preguntas de una forma reiterativa después de las explicaciones oportunas..
-Cuando ha perdido sensibilidad o movilidad en cualquier parte de su cuerpo.
-Cuando el tamaño de las pupilas o la reacción a la luz es anormal.

Podemos encontrar al paciente en distintos estados de conciencia hasta llegar al
nivel de inconsciencia tales como:

-Confusión: paciente poco atento, con dificultad para mantenerse coherente.
-Somnolencia: tiende a quedarse dormido, pero reacciona de forma adecuada a
estímulos externos.
-Estupor: está dormido con respuestas ausentes a estímulos verbales, pero
reacciona a estímulos dolorosos.
-Coma: no reacciona a estímulos verbales ni a estímulos dolorosos.

Anexo: La Escala de Coma de Glasgow


La Escala de Coma de Glasgow es una escala neurológica diseñada para evaluar el
nivel de conciencia de los pacientes, de una forma cuantitativa, que han sufrido un
traumatismo craneoencefálico (TCE) durante las primeras 24 horas posteriores al
trauma al valorar la apertura ocular, la respuesta motora y la respuesta verbal,
aunque habitualmente es usada para valorar el nivel de conciencia de todos los
pacientes. Esta escala puede verse alterada porque se puede modificar con la
ingesta de alcohol, drogas o tóxicos, por lo que debemos saber en qué contexto la
aplicamos.
La mínima puntuación de la escala es un 3 y su máximo valor es un 15.



E. Exposición

Se pondrá al descubierto la parte del cuerpo que se desee valorar para localizar
signos de lesiones o enfermedades que pudieran comprometer las funciones vitales
o la integridad física del paciente, manteniendo en todo momento la privacidad del
paciente. Se evitará dejar al paciente completamente desnudo, se le irá
descubriendo por partes. Se debe abrigar al paciente una vez terminada la
valoración secundaria.

1.2.3.2. Valoración inicial del niño y del lactante

El nivel de conciencia en niños se medirá hablándole con voz fuerte o con ligeras
sacudidas (en el lactante se le masajea las plantas de los pies) siempre que no
sospechemos de lesión cervical, si responde hablándole o moviéndose continúe con
la valoración; si no responde, coloque al paciente en posición de decúbito supino con
los brazos alineados a lo largo del cuerpo sobre una superficie dura y lisa, solicite
ayuda de un SVA y continúe con la valoración. La valoración sigue la misma
sistemática que en adultos, con algunas particularidades:

A. Mantenimiento de la vía aérea permeable, con control cervical

En el neonato y lactante, la apertura de la vía aérea se mantiene con la cabeza en
posición neutra o de “olfateo”, sin forzar la hiperextensión del cuello. Para ello se
puede colocar una sábana doblada debajo de los hombros del paciente

B. Ventilación (B de ‘Breathing’ en inglés)

Si está presente la respiración, valoraremos cómo es según los parámetros
siguientes, particulares en la edad infantil.

Frecuencia Respiratoria (FR):

                                   NEONATOS                 LACTANTE             NIÑOS

TAQUIPNEA (rpm)          >50                            > 40                         > 30

EUPNEA(rpm)                  50 - 40                    40 - 30                       30 - 20

BRADIPNEA (rpm)           < 40                            <20                            < 20

C. Circulación

Para comprobar el pulso en la edad infantil:

- En niños: busque el pulso carotídeo (central), durante unos diez segundos. Para
ello, coloque dos dedos sobre la nuez y deslícelos hasta el borde lateral de la
tráquea (entre la tráquea y el músculo esternocleidomastoideo). También puede
localizar el pulso radial, para ello coloque las yemas de los dedos 2º y 3º sobre la
arteria radial del paciente, si no consigue palpar el pulso tras 10 sg. proceda a la
toma de pulso central o carotídeo. Evaluar la presencia, frecuencia, intensidad y
ritmo.

-En lactantes: El pulso central en el lactante se toma en la arteria braquial:

  •  Coloque al niño en decúbito-supino.
  •  Sitúe el brazo de la toma en abducción, flexionando el codo 90º, con la palma de la mano hacia arriba.


  •  Coloque las yemas de los dedos 2º y 3º de su mano sobre la cara interna del brazo, a nivel del tercio medio humeral.


Si hay circulación espontánea, valoraremos la frecuencia y características del
pulso.

Frecuencia cardiaca (FC):

                                       NEONATO               LACTANTE            NIÑOS

TAQUICARDIA (lpm)      > 160                         >120                        >100

NORMAL (lpm)               120 – 160                   100 – 120                80 – 100

BRADICADIA (lpm)            < 120                        < 100                        < 80

La frecuencia cardiaca puede estar aumentada en situaciones de ansiedad, al
realizar ejercicio físico (siempre considerándolo fisiológico). En situaciones
patológicas, por alteraciones: corazón, perdidas sanguíneas, procesos febriles... Y
también puede estar ralentizada de forma fisiológica en con alteraciones cardíacas,
TCE, etc...

D. Valoración del nivel de conciencia y estado neurológico

Es necesario valorar desde el primer momento si el paciente responde. Si tiene
respuesta en este paso se valorará el nivel de conciencia, con las dificultades que
entraña en el paciente pediátrico, particularmente en el lactante y niño hasta 2-3
años.

1. Verificar el nivel de conciencia. Mediante la escala de A-V- D-N.

En el caso de los lactantes debemos valorar la respuesta tras estimularle en la planta
del pie.

2. Comprobar la orientación en tiempo, espacio y persona, (en niños si es posible)

Con preguntas sencillas como las referidas a su nombre, el lugar donde está, si sabe
lo que ha pasado... En niños más pequeños, se valorará si contacta bien con el
medio, si sonríe, si tiene llanto consolable en brazos de los padres o inconsolable...

2.2.4. Valoración secundaria del paciente

Tras la valoración inicial del paciente (A-B- C-D- E), se realizará la VALORACIÓN

SECUNDARIA de éste.

La valoración secundaria consiste en un examen exhaustivo de toda la superficie
corporal, en busca de lesiones, signos y síntomas, deformaciones, zonas dolorosas,
tiempo de inicio de los signos/síntomas y sudoración que pudieran haber pasado
desapercibidas en la valoración inicial.
Se deberá seguir siempre el mismo orden de cabeza a pies preguntando - mirando
- palpando - comparando ambos hemicuerpos.

  •  Cabeza: cráneo, cuero cabelludo, cara (ojos, nariz, boca, oídos...).
  • Cuello: tráquea, vasos (venas y arterias).
  •  Tórax: clavículas, esternón, estabilidad de parrillas costales...
  • Abdomen: distensión, dureza...
  • Pelvis: estabilidad de crestas iliacas y pubis.
  • Extremidades: articulaciones, huesos y pulsos.
  • Espalda: solo aspectos generales (y siempre evitar movilizaciones innecesarias en pacientes traumáticos).


Nota: La columna vertebral en un paciente traumático no debe palparse por dos
motivos:

1º La movilización innecesaria a la que sometemos al paciente para girarle.

2º El riesgo de desplazar una fractura de una vértebra y producir una lesión
medular. En estos pacientes es más beneficioso una correcta inmovilización que una
exploración

La valoración secundaria debe buscar:


  • Inflamación.
  • Deformidad.
  • Simetría.
  • Estabilidad.
  • Crepitación.
  • Dolor.
  • Lesiones (heridas, contusiones, hemorragias...).
  •  Movilidad y sensibilidad.


Mientras se realiza la valoración secundaria se debe ir revalorando al paciente en los
pasos A-B- C-D para poder actuar cuanto antes si tuviera lugar un posible deterioro
del estado inicial del paciente.

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